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  • Rosa Serrano Alvarado

Conversaciones rodantes

México, país de gran cultura


El último día de actividades, 17 de diciembre de 2022, en la Universidad Mexiquense del Bicentenario, ya de regreso a mi domicilio, abordé un taxi cerca del metro Indios Verdes. El taxista resultó muy conversador. Había mucho tráfico y él parecía muy relajado. Se lo hice notar, y como si hubiera tocado un botón conector, señalo que sí, que lo estaba, a pesar de tener deudas muy fuertes y las cuales pensaba saldar en dos años, al ritmo de las 15 horas de trabajo que realiza diariamente No tiene caso estresarse -dijo-. Sin embargo, la gente vive en la locura, con el estrés. Pasábamos en ese momento por los arcos del Acueducto de Guadalupe que, recordó el taxista, antes traía agua a la ciudad de México. Qué bonitos arcos, -expresó con entusiasmo, y nadie los ve, México es tan bonito, tan hermoso, continuó, tiene tanta belleza en todas partes, pero en nuestras prisas, no lo vemos. Yo pienso en todo eso, reflexionó, y me da alegría y me relajo. Me concentro en el trabajo y a pesar de mis problemas personales, la pasó muy bien, -concluyó-.


Esta charla me conmovió por su espontaneidad y por la rarísima reflexión del conductor, la cual me encantó, pues casi no escucho comentarios de esta índole en ninguna parte con las personas que converso. También despertó mi curiosidad y me di a la tarea de averiguar más sobre el tema, y efectivamente, el acueducto se construyó en el periodo de 1743 a 1751 con la finalidad de proveer de agua al Santuario de Guadalupe. Su dimensión era de 10 kilómetros y tenía 2310 arcos. Se alimentaba de los ríos Tlalnepantla y Azcapotzalco. Pasaba por Tenayuca, Cuautepec, Ticomán y las poblaciones antiguas a lo largo de su recorrido, el cual culminaba en la parte frontal del santuario de Guadalupe, donde a este propósito, existía una gran fuente donde el público que visitaba el santuario saciaba su sed. En 1815, en su traslado a Ecatepec, para ser ejecutado, al Padre José María Morelos y Pavón se le concedió detenerse en la Villa de Guadalupe para orar y se dice que bebió agua de esa fuente de cuya memoria solo queda un grabado en el museo de la actual Basílica de Guadalupe. El acueducto dejo de funcionar 1932, año en que se sustituye el con tuberías de hierro En el año 2006 se le declaró Monumento Histórico de la Nación. Actualmente, en sus andadores, los vecinos de las colonias aledañas hacen ejercicio, corren y practican ciclismo. A los peregrinos que acuden en diciembre a la Villa de Guadalupe, les sirve como zonas de descanso, especialmente,n la a la numerosa peregrinación que año tras año llegan a caballo.


Se dice que el Padre Morelos en su camino a Ecatepec, para su sacrificio, se detuvo en la Villa de Guadalupe para orar y beber agua de la fuente que allí se encontraba.


Ojalá las autoridades pongan más atención a este acueducto, para su resguardo y conservación, porque como bien lo dijo el taxista Raúl Torres, es una de tantas bellezas con las que cuenta nuestra nación.

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